TIENES
LO QUE HACES
Soen
Sa Nim, perteneciente al linaje de Chinul (un maestro de hace ocho siglos),
solía decir: «Haces un problema, tienes un problema», lo que significa que,
simple y llanamente, los problemas no existen. El concepto “problema” no es más
que eso, un concepto, una apariencia, una interpretación de una situación. Y es
que es el pensamiento el que convierte las situaciones en problemas.
Los
problemas están bien desde el ámbito de las matemáticas o de la física, pero en
el caso de la vida realmente no existen, sólo existen situaciones que, en el
mejor de los casos, requieren una respuesta adecuada a las circunstancias y a
los retos que se nos presentan. Y eso suele implicar algún tipo de valoración
exacta y un uso instintivo del cálculo de probabilidades. Las situaciones son
circunstancias que nos presentan, en su inmediatez, las cosas tal como son. Con
mucha frecuencia, sin embargo, nosotros cambiamos nuestra orientación psicológica
y acabamos convirtiendo las situaciones en problemas, lo que estrecha nuestra
capacidad de ver en aquellas situaciones en que más abiertos y creativos
necesitamos estar y nos quedamos atrapados en un “problema” o, peor todavía, en
un “gran problema”, lo que instantáneamente cosifica un “yo” o un “nosotros”
que tiene un problema.
El
reto, pues, consiste en enfrentarnos a todas y cada una de las situaciones que
la vida nos depara de un modo que no nos impida actuar de la forma adecuada. Y
ello independientemente de que la situación nos guste, nos desagrade o nos
resulte neutra, e independientemente también de la tendencia de la mente
pensante a convertir, las situaciones en problemas o melodramas que obligan a
entrar en escena al pequeño “yo” y a generar un elaborado melodrama de “yo” y
de mi problema.
Podemos
resumir la expresión “haces un problema, tienes un problema” en “tienes lo que
haces”, lo que incluye cualquier “proyecto de construcción” de la mente, grande
o pequeño. Ése era uno de los muchos modos en que Soen Sa Nim nos enseñaba que
el pensamiento mismo es una fabricación (un término que se deriva de la
expresión latina fabrican, que significa “hacer algo”) que interpone un filtro
entre nosotros y la experiencia directa. Así era como Soen Sa Nim nos invitaba a
ser conscientes de las cosas en el mismo momento en que se presentan, para no
quedarnos inconscientemente atrapados en ellas y perder así el contacto con la
percepción y el conocimiento directos. El pensamiento claro puede ser muy
poderoso y útil, pero con mucha frecuencia nuestro pensamiento no es así de
claro y acaba oscureciendo por completo el dominio de la experiencia directa y
otras formas de conocimiento que no se hallan mediadas por el pensamiento.
Libro.-
“La práctica de la Atención Plena”
Autor.-
Jon Kabat Zinn