viernes, 12 de enero de 2018

CONSUMO DEL AZÚCAR


CONSUMO DEL AZUCAR

En primer lugar, el factor número uno que destroza nuestro ecosistema natural intestinal es la ingesta de gran cantidad de azúcar simple. Por azúcar simple me refiero a los que lleva incorporados la bollería industrial, las carnes procesadas con químicos, los refrescos con gas y todos los carbohidratos refinados.

El azúcar refinado es adictivo. Y punto. Asúmelo. Los botes de cacao en polvo azucarados que añades a la leche de tus hijos, las cremas azucaradas que untas en barras de pan es más de lo mismo. Mientras más comas de este azúcar, más vas a desear.

Puede provocar y provoca de hecho, alergias cerebrales. Estas consisten en la búsqueda ansiosa de la sustancia de la que somos presos de su consumo. Es decir, la estabilidad del nivel de azúcar en la sangre es muy importante para estar mentalmente sanos. Tan importante es esto que nuestro cuerpo tiene un sistema para mantener equilibrados estos niveles. El páncreas se encarga de esto.

Cuando consumimos carbohidratos refinados provocamos una radical subida de azúcar. Esto hace que el páncreas intente por todos los medios posibles compensar esta crecida con insulina. Si llevas años comiendo carbohidratos refinados es muy posible que este proceso de desequilibrio/ equilibrio haya roto la armonía de tu organismo.

Esto significa que es muy posible que tengas afectados los neurotransmisores encargados del control del sueño, tus estados de ánimo, tu motivación por las cosas y el aprendizaje.

El azúcar también puede descontrolar la conducta porque provoca inhibición en nuestros mecanismos de neurotransmisión (que se encargan de llevar información de una neurona a otra).

Investigaciones actuales demuestran que el azúcar reduce de manera drástica algunas sustancias con las que el cerebro elabora muchos de sus neurotransmisores. Esto se traduce en conductas desintegradas. Pero no sólo ocurre esto gracias al azúcar.

También dentro del grupo de endulzantes, es importante nombrar la sacarina u otros como el aspartame o el metanol. El problema del aspartame es que estimula el apetito y nos hace comer sin tener hambre y sin que lo necesitemos de verdad.

Todo lo dicho sobre el azúcar es real. Y que tenga todos estos efectos sobre la conducta humana no es casualidad. Estos efectos desastrosos en nuestro cuerpo y nuestra mente se deben principalmente a que nuestro sistema nervioso aprende a utilizar la glucosa del azúcar simple como combustible.

Tenemos unos glucoreceptores en el hipotálamo que vigilan y regulan la cantidad de glucosa en nuestra sangre. Pues bien, si es deficiente esta cantidad, libera azúcar almacenada en el cuerpo y se convierte en glucosa. Pero si es excesiva, se produce insulina, para paliar y metabolizar el exceso de azúcar. Este es un proceso muy importante que no nos conviene sobrecargar.

Debido a que el azúcar en sangre se eleva rápidamente, puede desequilibrar más nuestro sistema nervioso conduciéndonos a cambios de humor e inestabilidad emocional.

Se necesita mucho tiempo para estabilizar el sistema nervioso, endocrino y la conducta ya que el azúcar desordena estos tres de forma crónica.

Libro.- “Alimentos Psicológicos”

Autor.- Rubén González




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