Fuente: Dr. Walter Ghedin. Médico psiquiatra.
Psicoterapeuta
Identificar
nuestras emociones y poder expresarlas, más que importante es vital. Mucho
tiempo se le dio poca importancia a esta dimensión de las personas. Hoy en día,
sabemos que la comunicación intrapersonal es un signo de salud. Si
constantemente al preguntarnos cómo nos sentimos no logramos reconocerlo es
probable encontrarnos ante un caso de alexitimia, que es cuando no se tienen
palabras para los afectos.
La
vida moderna no da tregua con sus exigencias. Cada etapa vital debe responder a
un plan para no sentir que postergamos
nuestros deseos o “caemos del sistema”. Es posible que en este
diario trajinar las emociones queden de lado, disponiendo de todo nuestro ser a
cumplir con las metas propuesta. Y cuando arribamos por fin al objetivo, otro se impone en
nuestra conciencia reiniciando una carrera feroz.
La
palabra Alexitimia deriva del griego y significa la dificultad para reconocer y
nombrar los afectos. Fue introducida por Sifneos en 1972, como resultado de
investigar a personas afectadas de enfermedades psicosomáticas, quienes
expresaban, por medio de síntomas corporales, las emociones que no podían poner
en palabras. La Alexitimia es más común en hombres: por cada 10 varones con
este problema hay 2 mujeres. La explicación de esta diferencia de género se
debería a que la comunicación entre los dos hemisferios cerebrales femeninos
cuenta con mayor cantidad de fibras de interconexión. El cerebro derecho
“siente” los afectos y el izquierdo “los reconoce y les pone palabras”. No
obstante estos determinantes biológicos no podemos soslayar la influencia de
las normas sociales en la expresión de los afectos, más limitada para los
hombres que para las mujeres.
Se
diferencian 2 tipos de Alexitimia:
Primaria:
se debe a una predisposición genética o anomalías neurológicas dadas al nacer.
Secundaria:
es la más frecuente. Aunque existe una vulnerabilidad de base, los factores
externos de índole traumática serían las causas principales. La influencia de
un entorno nocivo movilizaría en la persona mecanismos defensivos (represión,
negación) para preservar su integridad psíquica, con ocultamiento de su mundo
emocional.
Se
pueden considerar distintos aspectos del fenómeno alexitímico:
1) Problemas para reconocer y expresar el
contenido afectivo de las emociones.
2) Pobreza de fantasías e imaginación.
3) Dificultades para diferenciar sensaciones
corporales de emociones.
4) Estilo de conocimiento dirigido hacia lo
externo y concreto.
5) Conformismo y aceptación de patrones
sociales pre establecidos.
En
las personas con alexitimia son frecuentes las quejas psicosomáticas (dolores
erráticos, colon irritable, afecciones dermatológicas) así como dificultades
para el control de los impulsos (atracones bulímicos, reacciones explosivas de
ira, etc.). En general son caracteres con rasgos rígidos de comportamiento,
sobrecarga de exigencias laborales, familiares, de pareja. En la historia de
estos sujetos es frecuente comprobar carencias afectivas o historias de
violencia o abuso, que inciden insensiblemente en la construcción del mundo
emocional.
Ante
la pregunta: ¿qué sientes? Siempre se responde “no sé”, como una muletilla que
evidencia el desconocimiento de los afectos. Nadie puede conocer su mundo
interno, de ahí la imagen de herméticos, indiferentes, apáticos, o ansiosos.
El
diagnóstico de la personalidad de base es fundamental. Los abordajes
psicológicos ayudan a la persona a flexibilizar las defensas y a reconocer la
riqueza emocional reprimida o negada.
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