LAS
DOS FACETAS DEL LIDERAZGO
La
primera faceta es la de la Victoria Privada
Muchas
personas se resisten a la transformación personal, incluso cuando saben que es
lo correcto. Por lo tanto, se pierden la mitad de lo que necesitan para
convertirse en líderes: la Victoria Privada.
La
Victoria Privada es la victoria sobre el yo. No podemos aspirar a liderar a los
demás hasta que hayamos conseguido liderar nuestra propia vida con integridad y
gestionarnos con disciplina.
¿Por
qué hay tantas personas que renuncian a la Victoria Privada? Se me ocurren
cuatro razones.
• Trasladan la responsabilidad sobre sus
propias vidas a otros o al entorno.
•
Pocas personas, quizá sólo entre el 5 y el 10 %, están dispuestas a pagar el
precio y a invertir el tiempo necesario para desarrollar una misión personal,
una filosofía o un credo definidos.
•
Muchas de las personas que sí tienen una visión y una misión personales no las
persiguen, porque entrañan riesgo y esfuerzo y obligan a salir de la zona de
confort. Así que las abandonan para dedicarse a prioridades menores.
•
En la actualidad carecen de la mentalidad o de las habilidades necesarias y su
cultura familiar o corporativa aún no ha integrado el paradigma del aprendizaje
continuado. Por lo tanto, no logran jamás la Victoria Privada que aumenta
significativamente las probabilidades de lograr la Victoria Pública.
La
otra faceta del liderazgo es la Victoria Pública
La
Victoria Pública consiste en conseguir que otros se unan a nosotros en la
búsqueda de una visión compartida. ¿Por qué hay tantas personas de alto
rendimiento que no lo consiguen? Sugiero tres motivos.
•
Aunque tienen seguridad interna, no tienen seguridad compartida con su pareja o
con sus socios. Quieren zarpar a alta mar, pero están amarrados en el puerto.
•
No han aprendido a delegar. Muchas personas saben cómo hacerlo, pero se
resisten a delegar plenamente, porque no quieren ceder el control. No quieren
que otros se lleven el mérito. No confían en que harán bien el trabajo. Puedo
empatizar con estas personas: cuando ampliamos la empresa, tuve que delegar
aspectos que, en aquel entonces, me costaron mucho.
•
No implican a otros en la creación de un entorno de apoyo. No construyen una
cultura que permita que su visión se haga realidad. Se quedan sentados y culpan
a los jefes y a otros, con lo que sólo consiguen empeorar la situación.
Libro.-
“las 12 Palancas del Éxito”
Autor.-
Stephen R. Covey
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