RESPETAR
Respetar
es dar espacio a los demás, a sus ideas, a sus convicciones, a su modo de
pensar y de sentir. Este respeto comienza a ser realidad cuando respetamos a
las personas que están más cerca de nosotros: los familiares, los compañeros de
trabajo, de camino espiritual, y a los miembros del grupo social al que
pertenecemos.
Respetar
implica reconocer los límites de nuestros conocimientos y de nuestra
experiencia dentro del contexto de nuestra cultura y de la disciplina que hemos
estudiado. También implica reconocer los esfuerzos que la humanidad ha hecho
para llegar a donde estamos y los esfuerzos que nosotros hemos realizado tanto
para obtener esos conocimientos como para realizar nuestras experiencias.
Respetar
significa también mantenernos conscientes de nuestra capacidad para aprender y
ser humildes frente al fracaso, a los éxitos y a los errores que cometemos
cuando intentamos ir más allá de los límites a los que ha llegado nuestra capacidad
de percibir y de comprender.
Saber
que no somos infalibles, que cometemos errores por ignorancia, por falta de
prevención o por no haber considerado a priori las consecuencias de nuestros
actos, nos permite reconocer la condición humana. Este reconocimiento nos
impulsa a comprender a cada uno en su contexto y a ayudarnos mutuamente para
corregir nuestro curso cuando sea necesario, compensar nuestras falencias y no
repetir experiencias que nos perjudican a todos.
Respetar
la existencia significa respetar cada instante de nuestra vida y de la de los
demás. Por ello no dilapidamos nuestro tiempo ni el de otros; aun nuestros momentos
de descanso y de esparcimiento se enmarcan en el contexto integral del
significado que damos a la vida.
Respetar
el espacio que habitamos es un aspecto de nuestro desenvolvimiento espiritual.
Los avances significativos de la convivencia humana y de la mejora de la
calidad de vida se han producido, en parte, al comprender la influencia del
hábitat en nuestras acciones y relaciones.
Así
como la asepsia de un quirófano es básica para el éxito de una operación y la
higiene de la cocina es básica para la buena calidad de la comida, en nuestro
restringido hábitat particular mantener bellos y en buenas condiciones los
lugares y las cosas que usamos expresa nuestro respeto por quienes conviven con
nosotros.
Quienes
tenemos un ideal espiritual tendemos a subvalorar las cosas materiales, sin
darnos cuenta de que todo tiene valor en la vida. Las cosas materiales han sido
no solo fruto del sacrificio de quienes las han producido sino también de los
que las han concebido para hacernos la vida más confortable y para poder
dedicarnos con mayor eficiencia a nuestras tareas. Esta conciencia nos mueve a
respetar su valor, a cuidarlas y mantenerlas en buenas condiciones. La mayoría
de las cosas que utilizamos nos sobreviven y son valiosas para la vida de otras
personas.
Respetar
la naturaleza y el medio ambiente implica ser conscientes de los cambios que producimos
con nuestras acciones. Si bien cualquier cosa que hacemos afecta al medio
ambiente, podemos actuar de manera que el impacto que producimos no perjudique
a las generaciones futuras.
Respetar
las leyes de convivencia del lugar donde vivimos nos permite desenvolver
nuestra responsabilidad individual. Es precisamente esta responsabilidad la
base de nuestra libertad en relación con la sociedad.
Respetar
la confianza que los demás depositan en nosotros es ser fieles a los
compromisos que asumimos. Esta fidelidad genera un vínculo de credibilidad que
alimenta la construcción de significados compartidos.
Un
proverbio chino dice: “Cuando bebas el agua, recuerda el manantial.” Asimismo
podemos
decir
que el respeto y la reverencia nacen de nuestra conciencia creciente de la
fuente divina que nos da vida y nos alimenta.
Libro.-
Método de Vida
Autor.-
Cafh
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