lunes, 9 de julio de 2018

RESPETAR



RESPETAR

Respetar es dar espacio a los demás, a sus ideas, a sus convicciones, a su modo de pensar y de sentir. Este respeto comienza a ser realidad cuando respetamos a las personas que están más cerca de nosotros: los familiares, los compañeros de trabajo, de camino espiritual, y a los miembros del grupo social al que pertenecemos.

Respetar implica reconocer los límites de nuestros conocimientos y de nuestra experiencia dentro del contexto de nuestra cultura y de la disciplina que hemos estudiado. También implica reconocer los esfuerzos que la humanidad ha hecho para llegar a donde estamos y los esfuerzos que nosotros hemos realizado tanto para obtener esos conocimientos como para realizar nuestras experiencias.

Respetar significa también mantenernos conscientes de nuestra capacidad para aprender y ser humildes frente al fracaso, a los éxitos y a los errores que cometemos cuando intentamos ir más allá de los límites a los que ha llegado nuestra capacidad de percibir y de comprender.

Saber que no somos infalibles, que cometemos errores por ignorancia, por falta de prevención o por no haber considerado a priori las consecuencias de nuestros actos, nos permite reconocer la condición humana. Este reconocimiento nos impulsa a comprender a cada uno en su contexto y a ayudarnos mutuamente para corregir nuestro curso cuando sea necesario, compensar nuestras falencias y no repetir experiencias que nos perjudican a todos.

Respetar la existencia significa respetar cada instante de nuestra vida y de la de los demás. Por ello no dilapidamos nuestro tiempo ni el de otros; aun nuestros momentos de descanso y de esparcimiento se enmarcan en el contexto integral del significado que damos a la vida.

Respetar el espacio que habitamos es un aspecto de nuestro desenvolvimiento espiritual. Los avances significativos de la convivencia humana y de la mejora de la calidad de vida se han producido, en parte, al comprender la influencia del hábitat en nuestras acciones y relaciones.

Así como la asepsia de un quirófano es básica para el éxito de una operación y la higiene de la cocina es básica para la buena calidad de la comida, en nuestro restringido hábitat particular mantener bellos y en buenas condiciones los lugares y las cosas que usamos expresa nuestro respeto por quienes conviven con nosotros.

Quienes tenemos un ideal espiritual tendemos a subvalorar las cosas materiales, sin darnos cuenta de que todo tiene valor en la vida. Las cosas materiales han sido no solo fruto del sacrificio de quienes las han producido sino también de los que las han concebido para hacernos la vida más confortable y para poder dedicarnos con mayor eficiencia a nuestras tareas. Esta conciencia nos mueve a respetar su valor, a cuidarlas y mantenerlas en buenas condiciones. La mayoría de las cosas que utilizamos nos sobreviven y son valiosas para la vida de otras personas.

Respetar la naturaleza y el medio ambiente implica ser conscientes de los cambios que producimos con nuestras acciones. Si bien cualquier cosa que hacemos afecta al medio ambiente, podemos actuar de manera que el impacto que producimos no perjudique a las generaciones futuras.

Respetar las leyes de convivencia del lugar donde vivimos nos permite desenvolver nuestra responsabilidad individual. Es precisamente esta responsabilidad la base de nuestra libertad en relación con la sociedad.

Respetar la confianza que los demás depositan en nosotros es ser fieles a los compromisos que asumimos. Esta fidelidad genera un vínculo de credibilidad que alimenta la construcción de significados compartidos.

Un proverbio chino dice: “Cuando bebas el agua, recuerda el manantial.” Asimismo podemos

decir que el respeto y la reverencia nacen de nuestra conciencia creciente de la fuente divina que nos da vida y nos alimenta.

Libro.- Método de Vida

Autor.- Cafh

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