Anónimo
“Aún
después de una semana, no hay signos de ninguna reducción en el efecto”, dicen
los investigadores de las universidades de California y Columbia en una
publicaron del International Journal of Psychophysiology.
A pesar
de que crece hasta alcanzar dimensiones delirantes en nuestra sociedad, daría
la impresión de que a fuerza de ser una reacción cada vez más habitual ante la
más mínima contrariedad, lo hemos “incorporado” y ya nos parece normal.
Pues
no lo es, y enojarse tiene efectos definitivos sobre la salud, que van más allá
de lo que pensamos.
Estudios
recientes demuestran que la presión sanguínea se eleva (con todo lo que
conlleva) durante el ataque de enojo y las alteraciones orgánicas siguen
reproduciéndose idénticas una semana después, cuando recordamos el suceso
original.
El
enojo está asociado a un mayor riesgo de padecer enfermedades cardíacas y otros
problemas de salud y el estudio sugiere que el estrechamiento de las arterias
también podría producirse a mayor velocidad en personas que puntúan alto en
pruebas que miden el enojo y la hostilidad.
Las
emociones y el cuerpo El cuerpo es como una esponja: además de absorber los
nutrientes y energía de los alimentos, también es muy susceptible a almacenar
la forma en como sentimos la vida.
El
enojo es una emoción de resistencia, de control.
Se
puede manifestar de muchas formas: cuando somos intolerantes, desesperados,
tenemos sentimientos de violencia o de venganza.
Para
no ir más lejos, biológicamente podemos sentir los efectos evidentes de la
emoción en nuestro cuerpo si nos observamos. Efectos del enojo en el cuerpo
Cuando estamos muy enfadados:
• Todo el cuerpo se tensa.
• La sangre circula más lento
• Los músculos y articulaciones se engarrotan.
• Se altera y rompe su equilibrio el sistema
cardiovascular, hormonal y nervioso.
• La presión arterial se desequilibra y hay un
aumento descontrolado en la frecuencia cardíaca y en la testosterona.
• Se altera la actividad cerebral,
especialmente los lóbulos frontal y temporal, de una forma negativa.
• La bilis se derrama dentro del cuerpo, la
sangre se envía a la periferia dejando a órganos importantes sin sangre.
Si
nos imaginamos que todos estos efectos suceden una, dos, tres o hasta más veces
al día, si nos imaginamos que estos efectos están en nuestro cuerpo una semana,
dos meses, 10 años, 40 año, ¿Cómo podría sentirse el cuerpo después de estar
sufriendo este desgaste severo interior?
Y a
esto no se le ha agregado los síntomas que producen el miedo o la tensión, por
ejemplo, que aunque son muy similares a los efectos del enojo, son muchas veces
más acentuados.
En
realidad no es que este mal enfadarse o sentir miedo, ansiedad, etc.. El problema es que, como no sabemos que hacer
con lo que sentimos, muchas veces guardamos el enojo, la ira, o lo disfrazamos
u ocultamos, así como el miedo y la tensión.
Pero el cuerpo no miente.
El
cuerpo refleja tarde o temprano todo lo que hemos sentido por dentro: si has
estado tenso, por ejemplo, o has querido controlar frecuentemente las
situaciones o a las personas, entonces lo más probable es que tus
articulaciones, por ejemplo, padezcan de endurecimiento y dolor ¡están cansadas
y agotadas de estar bajo una severa tensión!
Así
mismo, si las emociones que predominan en tu vida son, por ejemplo, de
incertidumbre o miedo, lo más seguro es que padezcas de gastritis o problemas
del estómago o intestinales, o podría degenerar en problemas de vista o
nerviosos.
La
decepción o desilusión, por otro lado, pueden degenerar en diabetes o lupus, o
anemia e incluso infecciones severas.
La
tensión y el agotamiento de sentir la vida se guarda como piedritas en el
almacén de nuestro cuerpo.
Incluso
aquellas emociones que creemos olvidadas de tiempo atrás, muchas veces aun
siguen ahí, creando tensión y dolor emocional en nuestras vidas. Es por eso la
importancia de comprender lo que sentimos.
Muchas
veces vivimos tan deprisa que no nos damos el tiempo de asimilar lo que
sentimos y vivimos, evadimos los mensajes tan valiosos que nos quieren dar las
emociones, las cuales lo único que quieren es llevarnos a que nos conozcamos y
nos comprendamos mejor como seres humanos.
Si
sientes que eres muy enojón o te desesperas a menudo, si tienes problemas de
ansiedad o nerviosismo, puedes empezar a practicar alguna actividad que te
ayude a canalizar esta energía emocional.
La
meditación, el yoga y tai-chi son actividades especialmente efectivas, así como
el kick boxing, el cual es muy bueno para descargar la energía del enojo.
Muchas
veces no basta con descargar la emoción, es necesario que leas lecturas que te
retroalimenten y te hagan sentir mejor, y te den nuevas perspectivas de la vida
para que te conozcas y sientas más libre y confiado contigo mismo y con todo lo
demás.
Como
controlar el enojo La psicóloga Silvia Russek, nos ofrece 5 técnicas para
aprender a controlar el enojo y no permitir que este sentimiento dañe tu salud
física, mental y/o espiritual:
1.- Acepta las cosas que no puedes cambiar.
Ya
sea porque no tienen solución o porque no depende de nosotros. Recuerda que
nadie tiene el poder de cambiar a otra persona, si ella (él), no quiere.
2.- Evita ser un eslabón en la
cadena de agresión y enojo.
Con
frecuencia el enojo no manejado y no expresado adecuadamente, tiene ciertas
secuelas. Entre ellas, desquitarnos con otras personas. Para saber cómo
controlar el enojo es necesario que sepas que es injusto descargar tu ira con
terceros. Lo ideal es que no discutas con nadie en ese momento. Respira y
mantén la cabeza "fría"; cuando estamos enojados, somos más hirientes
y podemos arrepentirnos de nuestros actos.
3.- Date un break.
No
podemos dejar los problemas sin resolver, ni el enojo sin manejar, porque
siguen surgiendo una y otra vez, creando nuevas dificultades. Por eso es
importante hablar y aclarar las cosas con la persona involucrada. Evita,
durante ese tiempo, tener pensamientos que mantengan tu coraje. Realiza alguna
actividad que te "obligue" a pensar en otra cosa. Algunas opciones
son: ir a caminar, escuchar tu música favorita, disfrutar de un rico postre,
etc.
4.- Desarrolla tu empatía.
Esto
significa comprender a la otra persona, "ponerse en sus zapatos".
Cuando realmente podemos hacerlo, al saber de sus necesidades, sentimientos y
pensamientos, podemos entender la razón de su conducta, lo cual no significa
"aceptar lo que hace", pero si te ayudará a cambiar tu perspectiva y
a eliminar el enojo.
5.- No lo tomes personal.
No
pienses que cuando alguien se enoja contigo es porque quiere lastimarte. No
podemos adivinar el pensamiento y por lo tanto, la intención de la gente.
Recuerda que no todo lo que sucede está relacionado con nosotros, aunque a
veces es lo que pensamos.
Si
seguimos actuando así, vamos a sufrir innecesariamente.
Otra
técnica que te puede ayudar a conocer cómo controlar el enojo es tener un
diario, que te puede servir para conocer qué tan frecuentemente nos enojamos,
identificar el nivel de nuestro coraje, conocer las posibles causas, descubrir
cuáles son los “disparadores" de nuestro enojo y qué hacer para desahogarnos
y aprender a evitarlo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario